entrar es fácil... salir es difícil...
¿y si fue todo una actuación?
¿y… si es mentira?
y peor aún: ¿si en realidad ya sabíamos ke era mentira y nos kedamos allí porke era preferible?
–digo, afuera hacía frío, allí también, pero al menos allí había todavía alguna ke otra posibilidad…-
era de noche como siempre ke es de noche
y me fui…
porke, si lo pensamos, así haya sido todo mentira… me estaba mintiendo a mí. o sea ke me tenía en cuenta…
se finge para adiestrar a los perros –se finge enojo, se finge dulzura, se finge interés-,
si fingimos estar felices probablemente seamos felices de verdad.
me fui porke estaba aburrido –aunke creo ke en realidad fingía estar aburrido porke en verdad estaba triste-. y estaba solo, así ke me fui a recorrer las distintas maneras de estar solo.
y cuando alguien se me acercaba yo fingía ser yo mismo -así no corría peligro mi verdadera identidad, hecha de escombros y sobre todo de soledad-.
y fingiendo ser yo mismo me fui modelando –porke de esto ke cuento ya ha pasado mucho tiempo-. y mientras más me modelaba más comprendía de cómo eran los demás, y más me dejaba modelar por los demás –al fin y al cabo, no se trataba de mí a kien modelaban-.
seguí probándome máscaras y recorrí distintos escenarios –calles, bares, grupos, licores y alguna ke otra cama-. recorrí distintas sensaciones. recorrí las mañanas, la arena, pero sobre todo las noches en bisel. (esas en las que intenta revelarse el ajetreo de los ángeles)
bebí lunas. tragué tiempos. y seguí… -igual: hecho de trozos de otros y de soledad-.
alguna vez llegó alguien.
yo escuchaba siempre los ruidos desde atrás del decorado.
escuchaba el filo amarillo de la guadaña
el rechinar de los dientes al dormir
pero al cerrar los ojos y recorrer el tiempo hacia atrás,
alguna ke otra vez, me dejé tocar
alguna vez…
… - ¡concha floja!, - le dije- . no porke me importara. realmente no me interesaba si era floja o si estaba o no con otro hombre… siempre y cuando esté conmigo. pero de pronto se me cruzó la idea de ke a ella sí podría importarle…
así ke simulé.
ella me lo agradecía todo el tiempo. y se sentía kerida. sentía ke a mí me importaba mucho –nunca supe si lo fingía o si realmente era así, kizás a ella le pasaba lo mismo ke a mí, y simplemente nos estábamos amoldando a una obra teatral escrita en la cultura-.
lo cierto es ke a mí me importaba a veces, otras veces no –estoy hecho en parte de soledad, en parte de olvido-.
mi reclamo hacia ella era mucho más primario. no se trataba de formar o fortalecer o reformar algún “mi”. yo lo único ke kería era ke se kedara conmigo para tener a kien mostrarle mis juguetes, ke por ese entonces eran mis máscaras.
y jugamos un tiempo, hasta ke ella se cansó –debo admitirlo: soy un pésimo actor-.
se alejó.
me dejó sin juego que jugar.
me dejó un buen tiempo tratando de recolectar algunos “mi”. yo anduve buscando la estela de su reflejo, buscando en burdeles actrices ke kisieran representarla a ella –y a mi obra con ella-.
¡y nada!
a las mascotas se las adiestra fingiendo…
¡ke duro es pensar ke el otro estuvo todo el tiempo simulando y disimulando! vendiéndonos ideas de bellezas impecables.
ke sensación de soledad…